Entrevista de Carlos Sotomayor al compilador en el diario Correo (Lima)
ASAMBLEA PORTÁTIL REÚNE A 25 NARRADORES IBEROAMERICANOS
Muestra literaria
22 de enero de 2010
LIMA | Salvador Luis, conocido entre otras cosas por dirigir la siempre visitada revista virtual Los Noveles, nos entrega Asamblea portátil (Editorial Casatomada), un muestrario de narradores iberoamericanos nacidos entre 1974 y 1987.
La selección se complementa con un diligente prólogo del compilador.
Correo: ¿Cómo se origina este interesante proyecto de Asamblea portátil?
Asamblea portátil es un libro que empezó a gestarse en 2008 y en el que han participado casi 40 autores. Hubo un proceso de preselección del cual finalmente quedaron los 25 que se encuentran en el libro. Mi intención principal ha sido la de concentrar distintas propuestas en un mismo libro; es decir, tratar de hacer una muestra de lo que se podría considerar la diversidad de la narrativa iberoamericana.
Lo iberoamericano y no sólo lo latinoamericano, por cierto, era algo que me interesaba subrayar como antólogo. Este libro incluye autores españoles, pues me parece que en estos tiempos no podemos separar la narrativa de la Península de la latinoamericana. Una muestra conjunta me parece más honesta. En España se lee a muchos latinoamericanos y lo opuesto sucede en nuestros países. Esa conexión sin duda permite que se pueda hacer una selección como la que hemos propuesto, con textos de ambos lados del Atlántico.
C: Asamblea portátil aparece en un momento interesante...
Asamblea portátil es un libro que aparece en un momento muy interesante para las selecciones y antologías en general. Desde 2007 ha habido una explosión antológica en la región. Libros como Mutantes en España, El futuro no es nuestro en Latinoamérica, Álbum (una muestra que no mucha gente conoce, incentivada por Literaturas.com hace un par de años y que, por cierto, es también trasatlántica) y hay otra muy reciente, de Julio Ortega, El nuevo cuento latinoamericano.
El hecho de que se lleven a cabo este tipo de aventuras, creo yo, no es una coincidencia, sino que responden a un fenómeno que se produce cada cierta cantidad de años. En realidad no me gusta llamarle recambio, porque no se trata de desplazar a nadie, prefiero entenderlo como una continuación.
Las literaturas no se estancan, más bien circulan, y creo que estamos en un momento de apariciones dentro de ese circuito.
C: ¿Cuál sería la principal característica de este muestrario? ¿La diversidad de propuestas estéticas?
Digamos que esa es la base de todo. Antes que reflejar una sola tendencia, el libro está abierto a una diversidad de ellas. No creo que exista un estilo común en los autores de esta selección, en realidad la nuestra es una época en la que hay muchos discursos residiendo en el mismo espacio, y no sólo en la literatura, desde luego. Eso sucede con Asamblea portátil, que es un libro en el que se rescatan o reinventan subgéneros, donde hay espacio para lo social y lo fantástico, y también para lo absurdo. Nada de esto es nuevo, sin duda, pero sí hay mucha heterogeneidad en el conjunto que hemos reunido.
C: ¿Cuál es la posición de estos autores respecto al Boom, a McOndo y al Crack?
Supongo que cada uno de los seleccionados tiene una opinión personal acerca del Boom, McOndo y Crack, y también de Kronen o de Nocilla, que finalmente son nada más que nombres que simplifican fenómenos o tendencias más complejas. Yo no puedo hablar por cada uno de ellos, puedo hablar de lo que percibo, con mis limitaciones, claro. En principio creo que todos, en mayor o menor medida, han aprendido y dialogado de alguna forma con esos grupos.
No hay escritor que no aprenda de otro escritor, porque aun el rechazo es una forma de aprendizaje: aprender de lo que no te gusta. No todo es antagonismo, por cierto. Puede ser una forma ingenua de verlo, según quien opine, pero pienso que un autor no tiene necesidad de perder su tiempo en cosas tan poco productivas.
C: En el prólogo hablas de tres influencias: Roth, Carver y Auster...
Y también toco otras. Hay un conglomerado de préstamos, en realidad. Los tres autores que mencionas pertenecen al canon norteamericano, también nombro a King y Palaniuk, a Cheever. Y la escuela francesa de mediados de los años 60. Ahora bien, tanto las influencias europeas, como iberoamericanas y asiáticas no se pueden medir de la misma manera en cada uno de los seleccionados, o al menos no deberían medirse de la misma manera. Cada quien tiene sus obsesiones y sus gustos. Algunos, es obvio, leen más a Bolaño que a Bellatin, y viceversa (incluso considero que esos dos autores son quizá los dos grandes paradigmas de la literatura iberoamericana contemporánea, o se escriben novelas nuevas a lo Bolaño o a lo Bellatin, o una mezcla de ambos).
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